LIRIO CON EL MAR
Me pregunto, a veces,
si te irías a vivir conmigo
a Melinka, por ejemplo,
para ver amanecer soles
rosados,
para ver caer
la lluvia horizontal
de los inviernos,
para ver el galope del mar
al mediodía.
Me pregunto, a veces,
si te irías a vivir conmigo
a Melinka, por supuesto,
para sentir el viento sur
hasta en los huesos
y divisar para siempre,
siempre y siempre
el Melimoyu majestuoso
a la distancia,
amo y señor de todos los
paisajes.
Me pregunto, a veces;
si te irías a vivir conmigo
a Melinka, sin dudarlo,
y adivinar
como se pone el sol
al otro lado de la isla
cada tarde.
Me pregunto, a veces,
si te irías a vivir conmigo
a Melinka, sin retorno
y añorar,
si fuera el caso,
lo que quedó,
lo que no fue
o la esperanza.
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